En todos los años que llevo aquí viviendo y a pesar de las señales de tráfico que se encuentran en la carretera avisando de el peligro… tan solo he tenido tres encuentros con alces. Si comparamos este dato con las innumerables veces que he encontrado renos en la carretera, incluyendo frenadas bruscas y a punto de atropellar a más de uno, puede parecer que en Finlandia apenas hay alces.
Pero esta sensación se aleja de la realidad ya que alces hay en todo el territorio finlandés y la cifra de 60.000 alces al año abatidos por cazadores durante la temporada de caza nos puede dar una idea de los miles que habitan en los bosques de Finlandia.
El alce es el más grande de la familia de los cérvidos, puede llegar a medir 2, 3 metros a la cruz y pesar hasta 750 kilogramos (dependiendo de la subespecie). Las hembras son bastante más pequeñas que los machos.
Los poderosos y espectaculares cuernos, en forma de hoja de palmera que lucen los machos, se renuevan cada año y la superficie de estos nos muestra la edad del animal. Así pues un alce adulto, de entre 5 y 12 años puede tener unos cuernos de hasta dos metros de diámetro.
Gracias a su gruesa capa de grasa y pelo es un animal perfectamente adaptados al clima ártico, además sus largas patas facilitan sus desplazamientos durante el invierno incluso en nieve profunda.
ALIMENTACIÓN
El alce tiene una dieta muy variada pues se alimenta con alrededor de 200 especies de vegetales en las que también se incluye algunas plantas acuáticas. Añadir a esto que el alce es un hábil nadador y buceador y es el único cérvido capaz de alimentarse bajo el agua.
En invierno se reduce la variedad de alimento al encontrarse este bajo la nieve. Son unos meses duros para el alce que puede llegar a migrar incluso a 100 kilómetros de su zona habitual para encontrar esos bosques que albergan pinos, arboles y plantas con brotes nuevos ideales para su dieta.
Podríamos decir que el alce es el mejor fertilizador del bosque. Un alce de alrededor de 400 kilogramos de peso puede consumir unos 35 kilogramos de alimento diario y su metabolismo de «absorción rápida» favorece la frecuencia de abono. En otras palabras: el alce reparte cada día gran cantidad de heces por todo el bosque.
Hablando de heces, los excrementos del alce son tal cual parecidos a una aceituna «kalamata» (sabrosa aceituna de origen griego) y con ellas (las heces) algunos artesanos de Alaska fabrican bisutería tales como collares y pendientes (para quien este interesado en ver como son estas artesanías, puede consultar en Google imagenes escribiendo: «moose poop jewelry Alaska»). También es fácil encontrar chuches de chocolate o regaliz que imitan dicho «fertilizante».
HÁBITAT
La distribución del alce es muy amplia y se pueden encontrar en Norte América, en Asia y el Norte de Europa hallándose en gran numero en toda Escandinavia así como en Polonia y los estados Bálticos. También hay alces, aunque en menor proporción, en Bielorrusia, la República Checa y Ucrania.
Antiguamente su hábitat llegaba hasta el Pirineo, desapareciendo poco a poco a partir de la Edad Media hasta la actualidad. En Finlandia se estima una población superior a los 120.000 individuos.
AGRESIVIDAD
Los alces, en general, no son un peligro para el ser humano y suelen huir para evitar el contacto, pero en caso de encontrarnos con uno en alguna zona de bosque cerrado o en medio de un camino, hay que ir con sumo cuidado pues cabe la posibilidad de que pudiera atacarnos.
En caso de encuentro lo mejor es pararse y esperar a la reacción del animal. Si nos embistiera hay que buscar un árbol o un lugar donde protegernos, teniendo en cuenta de que también pueden golpearnos con las patas delanteras.
A pesar de todo aquí en Finlandia tal vez por el hecho de la gran cantidad de cazadores que hay durante la temporada de caza, los alces no son fáciles de ver para los excursionistas, aunque si nos adentramos en según que zonas del bosque no es extraño encontrarse con sus heces y huellas.
PELIGRO EN LAS CARRETERAS
Según una encuesta del Servicio de Seguridad de Trafico, más del 40% de los encuestados tienen miedo durante los desplazamientos a causa de los animales que se suelen encontrar en las carreteras.
Atropellar a un reno puede provocar un accidente pero este solo trae consecuencias para el reno y la chapa del vehículo. Pero un encuentro con un alce no siempre es un atropello sino que puede ser un choque y esto supone un grandísimo riesgo para conductores y pasajeros del vehículo. La diferencia radica básicamente en la longitud de las patas de los alces, pues un vehículo turismo al chocar contra las patas provoca que el cuerpo del alce pueda penetrar en el habitáculo del coche. Este desgraciado efecto a ocasionado muchas muertes en Finlandia. (Si alguien tiene curiosidad por ver imágenes duras de accidentes con alces, puede buscar en Google imagenes escribiendo: «hirvenkolari»)
Según un informe del Servicio de Seguridad de Trafico, en Finlandia anualmente son más de 1.500 las colisiones con alces entre los cuales hay que lamentar alrededor de 10 personas muertas y 30 heridos. La mayoría se producen en el atardecer o por la noche. Laponia es la región donde menos accidentes hay.
En este vídeo puede verse un atropello y nos alerta de como son de peligrosas las carreteras. También es una de las razones por la que en Finlandia no se circula a excesiva velocidad.