Este post es una colaboración de Jose Manuel Naranjo, un expedicionario polar con el que he tenido el gusto de coincidir en algunos workshops de trabajo en Madrid, y casualmente en algunos aeropuertos de Finlandia mientras yo esperaba mi aburrida maleta Samsonite y, él y su gente, sus equipo de esquís y pulkas para comenzar alguna de sus travesías. José Manuel es uno de los españoles con más experiencias en travesías polares, y es además el director de Mundo Ártico. En el post nos cuenta brevemente como nació la idea de la expedición y nos invita a profundizar en su web para más información. Os dejo con él:
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1 – LA IDEA DE LA EXPEDICIÓN
En el invierno de 1999 propuse a un grupo de amigos y conocidos, todos ellos con experiencia montañera, hacer una travesía con esquís sobre el hielo marino de la costa finlandesa. La idea era explorar una ruta en el Mar Báltico desde Oulu hasta Kemi, en lo que se conoce como Golfo de Botnia, para poder guiar grupos de viajeros en total seguridad. Apoyado en esa exploración, ese mismo año guié el primer grupo de clientes a nivel mundial que realizó dicha travesía.
Durante muchos años estuve guiando esa ruta que a la postre se ha convertido en una clásica polar, en la que otras agencias de viajes polares nacionales e internacionales, así como aventureros de medio mundo siguieron y siguen nuestros pasos.
La ruta va paralela a la costa finlandesa, pero cada vez que guiaba un grupo, miraba al horizonte en dirección a Suecia y me preguntaba ¿cómo será el centro del Mar Báltico? ¿se podrá atravesar con esquís? o ¿habrá aguas abiertas?. Lo que sí tenía claro es que algún día lo haría y que sería a la manera de los antiguos exploradores: en total autonomía y sin imágenes satélites del hielo.
2 – LA EXPEDICIÓN
“15 Barcos rompehielos y más de 100 cargueros es lo que se pueden encontrar en su camino a Suecia” Firmado: la Unidad de Rompehielos.
Así reza el correo electrónico que recibo el día anterior a mi partida. Y si el texto resulta impactante, más aún la fotografía que adjuntaban al e-mail: un convoy de 5 ó 6 cargueros siguiendo a un enorme rompehielos. La abrupta brecha que dejaban a su paso se perdía en el horizonte.
Siendo sincero, esa noche soñé que un gigantesco rompehielos nos aplastaría cuando estuviéramos acampados en un témpano en mitad del Mar Báltico. Aquel sueño fue bastante premonitorio…
La aventura duraría 11 días que nos llevarían desde Oulu, en la parte finlandesa, hasta Pitea, en la orilla sueca. Fueron 11 días tirando de un trineo en el cargábamos todo lo necesario para realizar la travesía en total autonomía. Durante el viaje, el paso de los rompehielos quebrando el mar, nos supuso más de una parada a la espera de que las bajas temperaturas congelaran la brecha que estos imponentes barcos dejan a su paso en el hielo marino.
Durante la travesía del báltico, al contrario de lo que puedan algunos imaginar, el mar helado no es una capa lisa de hielo. El mar, como ente vivo se mueve, el hielo se rompe y forman grandes barreras de hielo acumulado con las que tendríamos que luchar también…
Si queréis leer más información sobre la expedición y cononcerla en profundidad, os invito a visitar los siguientes enlaces:
– Vídeo Transbáltico – Parte 1
– Vídeo Transbáltico – Parte 2