Poco me imaginaba yo que el destino pudiera llevarme a tener una relacion con los perros husky. Soy más de gato, como suele decirse, y mi vinculo con los perros en general siempre fue distante.
Durante un invierno tuve la oportunidad de trabajar en una granja de perros husky con la posibilidad de mantener el puesto hasta finales del verano. No tenia ni idea de perros y todavía menos de los huskys, pero en la granja necesitaban a un aprendiz, alguien para, básicamente, limpiar… Y así, con pala y cubo en mano, empezó lo que fue una grata y a la vez interesante experiencia.
Todos los inicios pueden ser más o menos duros y en mi más inocente ignorancia ya el primer día aprendí muy rápido dos detalles que me costaron una buena bronca. A partir de aquí fui aprendiendo, desde como acercarme a los perros hasta conducir un trineo con 12 de ellos. Fue un proceso lento, seis meses durante los cuales siempre pasaba algo que me hacia entender mejor el carácter de los huskys, como tratarlos y que obedezcan tus ordenes.
Aparte de mi inexperiencia con los perros, tampoco sabia donde realmente iba y todavia menos que tuvieran lobos (!). Tuve mucha suerte de encontrar trabajo en esa granja de huskys ya que pertenece al más conocido de todos los mushers que hay en Finlandia: Reijo Jääskeläinen, todo un personaje en este maravilloso mundo de los perros de trineo.
Resulta que R.Jääskeläinen además de criar lobos, creó, después de un complejo proceso genético, a base de cruzar lobos y huskys, una linea a la que denominan Polar Speed. Aunque se les considera huskys siberianos, estos perros tienen unas características que los hacen un tanto especiales. Son algo más grandes y corpulentos y en general tienen un carácter un tanto más loco que se concentra en una energía aparentemente desmesurada. Cuando R.Jääskeläinen competía con sus perros, o bien ganaba o quedaba en un buen lugar. En la actualidad los Polar Speed gozan de una buena salud, pero aun estando a nivel de los mejores huskys de Alaska (superiores en resistencia que los siberianos) no son los perros mayoritariamente preferidos (tal vez sea porque tampoco hay tantos). En su granja, R.Jääskeläinen, también amaestra a lobos, zorros y zorros árticos y algunos de sus huskys para utilizarlos en películas y anuncios. Para él sus animales son artistas de cine y se siente muy orgulloso de su trabajo.
Recuerdo muy bien el primer día que entré solo en el recinto de los lobos -de hecho, durante el tiempo que estuve allí, había un lobo 100% de Canadá y otros tres que eran 50% lobo y 50% huskys. Cuando me decidí a entrar, mi concentración se acentuaba en aparentar sosiego y no darles nunca la espalda… En el momento de abrir las puertas, yo era el centro de atención, así lo sentía y me preguntaba «cuanta gente anterior a mi les habrá limpiado las deposiciones» y pensaba que, con toda seguridad, los lobos ya estaban acostumbrados al trajín de gente y así me auto-motivé para entrar con aparente naturalidad.
Como la limpieza era diaria, con el tiempo aprendí que el lobo de Canadá, el autentico, con toda su brillante inteligencia y poderosas fauces, era previsible y me toleraba (al fin y al cabo estaba allí para limpiar lo suyo). Sin embargo los que son el 50% lobo si que requerían una mayor atención y nunca llegaron a sentirse cómodos con mi presencia. Aunque más dóciles que los lobos, son animales muy raros.
No recuerdo muy bien cuantos días pasaron, se hizo eterno. Fueron bastantes días en los que mi trabajo (aparte de limpiar) era poner arneses a los perros y distribuirlos en el tiro (del trineo) según me indicaban. La primera vez que por fin pude conducir un trineo, lo hice con un tiro de cuatro perros, más o menos igual que hacen todos los turistas que visitan la granja en invierno. Aunque la técnica básica es fácil y se aprende en pocos minutos, conducir un tiro de doce perros con el trineo cargado con cinco personas adultas ya es otro tema, en gran medida por el propio peso del trineo y de la fuerza que ejercen los perros. A todo esto añadir la velocidad y lo sinuoso que pueda ser el recorrido, sobre todo en las curvas muy cerradas. Así que poco a poco fui aprendiendo alguno de los secretos para conducir bien y con seguridad hasta el día que me fue permitido llevar un trineo con gente.
Cualquier persona que haya tenido la oportunidad de disfrutar de esta experiencia, entenderá la satisfacción que se obtiene ya no solo por los rincones y paisajes de encanto que visitamos, sino también por la intima relación que podemos tener con los animales.
Como amante que soy de la nieve y el hielo, de entre todas las actividades que se pueden realizar siempre recomiendo aquellas que se desarrollan con los huskys. Por otro lado, hay gente que piensa que es una actividad difícil pero, tal y como se organizan en Laponia este tipo de excursiones, son aptas para toda la familia. Así que ánimo a todos a probar esta maravillosa actividad al menos una vez en la vida. Seguro será un recuerdo inolvidable y ya nunca nadie podrá decir que somos principiantes.