Cada uno de nosotros tenía unas expectativas distintas: Yo quería ver la Aurora Boreal a toda costa. Mi hijo quería hacer el loco con la nieve y por la nieve con motos, raquetas, tabla de snow, trineos…..en fin, con todo. Además tenía un sueño: estar bajo la Aurora mientras escuchaba a alguno de sus grupos de música finlandesa preferidos (todos heavy metal). Y LO CONSIGUIO. Y mi marido decía…… yo no lo veo, pero os acompaño y os voy pagando caprichos y excursiones (ha vuelto encantado).
Primero fuimos a Saariselkä 6 noches. Lo hicimos todo:
Granja de renos con moto de nieve.
Alquilar raquetas y hacer una maravillosa ruta perfectamente indicada en un “tipi” desde donde parten un montón, a medida de las posibilidades de cada uno.
Salir a cazar Auroras (las vimos y además nos enseñaron a reconocerlas, pues no todas son tan maravillosas como en los videos: Primero sale una mancha blanquecina en el cielo, luego verdea, y si hay suerte explota en una maravillosa y fría (menos 12 ó 15º) experiencia inenarrable, llena de color y “cortinas” que se tornan malvas, y picos arriba y abajo que te dejan boquiabierto.
En el corazón de la naturaleza. Era un safari de pesca en un lago helado.- Fue la más larga e incluía comida, paseo con raquetas, ruta por bosques nevados que parecían que solo salen en las tarjetas de navidad. PRECIOSÍSIMO
Todas las excursiones las hicimos con Laplan Safaris y estuvimos encantados. Son gente muy profesional, pero además amables, agradables, simpáticos y se esfuerzan porque todo el mundo, hable el idioma que hable, les pueda entender.Te dan unas ropas especiales que incluyen hasta botas y guantes, y gracias a eso puedes estar todo el santo día (y las noches de las auroras hasta las 12p.m o la 1 de la madrugada en las calles con un metro de nieve y 10 o 12º bajo cero).
Nuestras expectativas en Saariselka se vieron desbordadas: Vimos cinco Auroras Boreales en dos días diferentes. Subimos tres días a Kaunispää Huippu, porque nos pareció un sitio tan maravilloso e irrepetible que había que gozarlo más de una vez (además todas las excursiones con moto llegan allí aunque sea de noche). Allí se pasó mi hijo un día entero haciendo snow. Día que aprovechamos nosotros para ir a conocer el hotel Kakslauttanen, que es una pasada, pero salimos pensando: menos mal que hemos hecho caso a Julián y nos hemos quedado en Saariselka. Es precioso, pero en el medio de la nada más absoluta. Y yo conocí realmente las luces del norte, que no son solo las Northern Lights. Aún tengo la boca abierta de las experiencias (seguro que es que soy muy plasta)…..Hacia las 3 p.m. en algunos días con sol todo se vuelve rosa…..el cielo, las calles (porque son de nieve), los árboles, los tejados de las casas, todo el bosque……increíble. Y cuando creía que ya había babeado bastante, entonces llegaba la luz azul (el kaamos), y todo lo que era rosa se tornaba azul casi añil y te envolvía entero hasta que llegaba la noche negra. Flipante, de verdad.
Después estuvimos en Rovaniemi otras tres noches. La gran excursión fue el rompehielos Sampo, con castillo de hielo, comida a bordo, y baño en el Báltico helado, incluídos.
Solamente ver el barco impresiona. El subir a bordo con toda su tripulación perfectamente uniformados esperándonos, impresiona. Hacen grupos por idioma, con lo cual nos hablaron en español todo el tiempo…..estupendo. Nos enseñaron todo el barco (incluidas salas de máquinas y puedo asegurar que el ruido era ensordecedor). Íbamos “forrados” con tres capas más abrigo, y gracias a eso aguantamos todo el viaje en cubierta a pesar del frío, pues era una experiencia irrepetible. Impresiona. El mar helado parece que no tiene fin y en algún momento el hielo y el cielo tienen el mismo color y no se distingue el horizonte, con el sol frío envolviéndolo todo. Impresiona. Después de comer llega la hora del baño y con unos monos rojos que solo te dejan fuera ojos, nariz y boca, mis dos acompañantes se tiraron al agua helada (llena de témpanos alrededor) a jugar con el hielo mientras yo les hacía todas las fotos del mundo y renunciaba con eso a mi baño.
Pero mereció la pena pues sus caras son inenarrables. Además, habíamos bajado del barco en medio del mar helado y andábamos por allí como si tal cosa. Regresábamos a Rovaniemi cansados y alucinados del día tan estupendo que pasamos.
Y ya solo quedaba la última experiencia para el día siguiente……Ir a ver a Papá Noël.
Muy chulita yo decía antes de llegar a Finlandia que no pagaría una excursión para hacer la “charlotada” de ver a Santa Claus, puesto que ya tenemos una edad (mi “niño” tiene 30 años) y lo que quería, si acaso, era enviar postales a mis sobrinillos y a las nenas de unos amigos desde allí, y encargar que Santa los envíe una carta en la próxima Navidad. Otra vez las expectativas fueron desbordadas……por bocazas. Para empezar no hace falta pagar excursión: desde la esquina del hotel salía el autobús de Santa, que te lleva allí y te recoge después con el mismo billete de ida y vuelta y el horario que tú elijas (también esa información se la debemos a Julián). Al llegar todo es como entrar de lleno a ser el protagonista de un cuento o película de Navidad. La Oficina de Correos está llena de “duendes” encantadoras que te hacen sentir “niña” (se me saltan las lágrimas al recordarlo), y montones y montones de sacas de colores, llenas de cartas llegadas de todos los rincones del mundo. La ciudad entera es de cuento también, con sus muñecos de nieve gigantes y sus luces de colores por todos lados. Y llega el gran momento…….y pasas a ver a Papá Noël. Y en el preciso instante de estar con Él, se me olvida hablar inglés,…. y el nombre de mi sobrinita (que era el motivo de estar allí), …y no sabía qué decirle. Como cuando mis padres me llevaban a entregar la carta a los Reyes Magos en Madrid, con cinco o siete años y absolutamente entregada. Una pasada, lo juro. Mi marido y mi hijo se reían de mí, pero ellos también estaban encantados, claro.
En fin, más que una experiencia de viaje, he escrito un libro, pero no podía dejarlo sólo en lo bien organizado que estaba, lo buenos que eran los hoteles, o lo magníficas que fueron las excursiones y lo encantador que es Julián. La mayor experiencia ha sido la cantidad de sensaciones, sentimientos y emociones que todo el viaje son han proporcionado. La naturaleza salvaje, la increíble organización que tiene todo en Finlandia (horarios siempre en punto, buses para todo lo que se te ocurra querer hacer, periódicos gratuitos siempre con fotos de Auroras) y la amabilidad de su gente, que han hecho de éste, “otro” de nuestros viajes más maravillosos.
GRACIAS POR TODO.