¿Qué sabemos de la gastronomía finlandesa? más bien poco, ¿verdad? . Que si se come mucho reno, que sólo comen salmón, que si se come poco. El problema es que normalmente la fuente que alguna vez nos habló del tema fue la madre de fulanito que estuvo de Erasmus y cuyo presupuesto para comida era 30 EUR a la semana (yo lo fui), o el hermano de menganito, que hizo un viaje en autobús de 15 días cruzándose toda Escandinavia… Efectivamente en estos casos el nivel de condumio dejará mucho que desear.
Por otro lado posiblemente nos hicimos eco en su momento de la noticia en la que el presidente Chirac dijo al canciller Schöder que «la única cocina peor que la británica era la finlandesa». O cuando durante la apertura de la Agencia de Seguridad Alimentaria en Parma el polémico (y siempre falto de credibilidad) Berlusconi aseguró que se había visto obligado a soportar la comida finlandesa. Poco después Prodi intentó arreglar las desafortunadas palabras de Berlusconi. Algunos, desde el profundo conocimiento del país salieron en defensa de la cocina finlandesa, y con razones suficientes, como Jonathan Glancey en su artículo publicado en The Guardian y El Mundo.
Y yo también con conocimiento de lo que hablo, años después de estas crisis gastronomico-diplomáticas, rompo una lanza en favor de esta gastronomía. El problema es, como pasa muchas veces, que uno no se informa ni medianamente bien del destino al que viajará. Una vez en él, y atraído por razones de bolsillo, termina comiendo en cafeterías y pizzerias-kebab a precios populares. Y esto, amigos, no representa la gastromía de un país.
En fin, que si uno sabe dónde, disfrutará del buen yantar de la cocina finlandesa: carne de reno, alce, perdiz ártica, salmón, arenques, percas, frutas del bosque en todas sus variedades (fresas silvestres, arándanos rojos, negros, caremomo o mora de los pantanos, etc), cangrejos de río, infinidad de setas.
En otro post hablaremos de recetas y restaurantes que no debes perderte.