Ayer a las 19h de Finlandia (18h en España) Papá Noel dejó atrás su oficina en el Círculo Polar. Allí, en el Pueblo de Papá Noel, se montó como cada año un escenario donde un grupo de elfos asombró a los cientos de personas que allí nos encontrábamos con sus bailes y piruetas.
Al poco salió el entrañable abuelo de la navidad de su oficina, en la que ha recibido miles de visitantes durante todo el año, especialmente estos últimos días de diciembre. Y si estos últimos días han sido una locura para el grande y bonachón de Joulupukki (como se conoce a Papá Noel en finlandés), lo que le espera durante el día de hoy es una carrera contra el tiempo.
Pero el tiempo no es un problema para este anciano al que cuando le preguntas la edad siempre responde: «Déjame pensar…ummm… muchos, muchos años… recuerdo al menos los últimos 300 inviernos». Para gestionarlo y llegar a durante la tarde-noche de hoy a todos los hogares del mundo, Papá Noel hace uso de la rueda del tiempo que tiene en su oficina en el Círculo Polar, junto a Rovaniemi.
Si alguna vez le visitas verás un gran péndulo y unos engranajes gigantes. Se trata del Gran Reloj del Tiempo. Ralentizando el péndulo hasta casi pararlo consigue repartir la ilusión de la Navidad por todo el mundo.
Al salir de su oficina se montó en Rodolfo, su reno mágico al que la nariz se le pone roja sólo cuando vuela, y juntos emprendieron su camino a Korvatunturi, donde tiene sus casa y desde donde hoy emprenderá el camino de la Navidad.
Abrid bien los ojos y sobre todo ¡sed buenos! ¡FELIZ NAVIDAD!
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