Hace algo más de dos años la gente del Sampo me invitó a un crucero con mi familia en el rompehielos. Había hecho muchas veces esta travesía, pero siempre por trabajo acompañando a clientes y la verdad es que me hacía mucha ilusión compartir una de las actividades estrellas de Laponia con mi familia. Pero en esa ocasión dije que no, mi hijo era aun demasiado pequeño para recordar en el futuro la actividad, y mi mujer estaba embarazada.
Este invierno volví a contactar con mis amigos del Sampo y retomé la invitación. Revervé para finales de marzo, en un fin de semana que no tenía mucho lío. Llegó el día, nos subimos a la furgo y nos pusimos rumbo al puerto de Ajos, a poco más de 120 km de Rovaniemi.
Otra opción habría sido reservar el Sampo con el bus desde Rovaniemi, pero quisimos ir a nuestro aire. A la llegada aparcamos el coche a apenas 50m del rompehielos y embarcamos.
Al subir al barco el personal te recibe, comprueba tu nombre y te asigna un turno (suele haber 2) para la visita del barco con explicación del mismo, la comida y el baño en las aguas heladas del Báltico.
Visita guiada del rompehielos
Mientras esperamos la salida del barco paseamos por las diferentes cubiertas del mismo a nuestro aire, y a la hora acordada vamos al encuentro de María, una española encantadora que vive desde hace tiempo en Kemi y que será nuestra anfitriona durante la visita del barco.
Vídeo sobre nuestra travesía en el rompehielos Sampo (son casi 5 minutos, pero te darán una idea sobre el viaje)En esta ocasión el grupo es pequeño, y en el barco no viajan más españoles, así que la visita del barco se convierte en una visita privada. María nos explica la historia del barco, qué son y cómo funcionan los rompehielos, y nos da un montón de información interesante. En todo momento tiene encuenta a Elias, haciendo comparaciones divertidas para que el niño, con 8 años, mantenga el interés durante la presentación. De hecho, se dirige más a él que a nosotros.
Tras la pequeña charla introductoria empezamos la visita del barco, subiendo al puente de mandos, donde podemos ver al timonel en acción, al capitán, el radar y los mapas. Nuestra llegada al puente de mandos coincide con la parada en mar abierto para recoger a los que han optado llegar al encuentro del Sampo en moto de nieve desde Kemi. Personalmente, prefiero la actividad de sólo crucero y dejar las motos de nieve para disfrutarlas en el bosque y los lagos, donde los recorridos son más variados.
Bajamos después hasta la sala de máquinas, donde el ruido de los motores es ensordecedor. Y desde allí, María nos muestra el camino hasta los camarotes donde tendremos que ir a ponernos los trajes estancos de supevivencia para bañarnos en las gélidas aguas del golfo de Botnia.
Tras esto María se despide de nosotros y sale en busca de otro grupo. Aprovecho y le doy las gracias por su simpatía y profesionalidad. Da gusto encontrar gente así.
Rompiendo hielo con el Sampo
El principio de la travesía discurre por canales ya abiertos por los rompehielos y que sirven de vias de comunicación para los cargeros que navegan por la zona. Pero al cabo de un tiempo, ya en mar abierto, el rompehielos vira a babor y comenzamos a romper el hielo. La sensación de tener una inmensa capa sólida y blanca delante, un mar inmóvil, e ir avanzando con el rompehielos es increíble. Una sensación de potencia y poder alucinante. El barco avanza como si nada, mientras el hielo cruje a su paso.
Comida a bordo
Nos toca el segundo turno de comida, que normalmente es el que nos guardan a los españoles para que evitar comer demasiado temprano. El menú básico del Sampo es el mismo de siempre, a elegir entre un guiso de reno o de salmón, ambos riquísimos. Por un suplemento puedes tener también un entrante, pero la verdad es que el guiso es suficiente. Además, siempre pasan preguntando si quieres más.
A la hora indicada vamos hasta el restuarante y buscamos nuestra mesa debidamente identificada con nuestro nombre.
Baño en el Báltico helado
Tras la comida nos vamos hasta los camarotes de popa, donde el personal del Sampo te envía a uno u otro según tu estatura. Te ayudan allí a ponerte el traje de supervicencia y ya estás listo para el baño. En esta ocasión decido no bañarme, y me quedo con los niños y grabando mientras Anne disfruta de las aguas del Báltico.
Ellen dice que mamá parece un Teletubbie, y mira a su madre con una mezcla de confisión y algo de miedo. Anne baja y se baña en el hueco que el barco ha limpiado de hielo. El personal del Sampo de ayuda a entrar y salir del agua, y cierra un perímetro de seguridad para que no se acerque nadie que no lleve los trajes especiales.
Tras el baño seguimos disfrutando sobre el hielo, pasean cerca del barco, tirando bolas de nieve y haciéndo ángeles en el hielo nevado.
En un momento determinado nos llaman y volvemos a embarcar. No estamos lejos del puerto, hacia donde nos dirigimos para poner punto y final a esta aventura de 4 horas por aguas (o mejor dicho, hielos) del Báltico.
Más información
Para más información podéis echar un vistazo en nuestra web hermana RompehielosSampo.com. Allí encontraréis información sobre programas y precios, además de poder reservar.
¿Conoces el Sampo? ¿Has tenido la oportunidad de viajar en él? ¿Te bañaste en las gélidas aguas del Báltico?
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