Me encanta Saariselkä. No sé si es porque he pasado allí dos inviernos completos (más las veces que voy por allí cada año, en verano o invierno), por su autenticidad, por su gente, por sus paisajes, por las fiebres del oro. ..La suma de todas esas cosas son las que hacen que uno no pueda olvidar Saariselkä cuando pasa por allí.
Está situada a 250 km al norte del Círculo Polar y la mejor manera de llegar hasta allí es volar desde Helsinki al aeropuerto de Ivalo. Ivalo es un pueblecito de Laponia donde no encontraremos gran cosa excepto el aeropuerto, algún supermercado y un par de gasolineras. Desde Ivalo a Saariselkä tenemos unos 30 minutos de traslado en autobús o taxi.
Una vez allí descubriremos que se trata de un pueblecito súper compacto, con varios hoteles (hasta un pequeño balneario), tiendas para comprar recuerdos y alguna cosa más, oficinas de safaris y hasta una estación de esquí alpino. Esta última es pequeñita, pero tal vez suficiente si un día quieres quitarte el mono de esquí o snowboard. Y si encima eres un adicto al Freestyle, tienen unas pistas de street muy majas.
Para mí es el destino más auténtico de Laponia por varias razones:
La cultura sami: en la zona de Saariselkä, Ivalo e Inari vive la comunidad sami más grande de Finlandia. Cuando visitas una granja de renos y te reciben vestidos con sus coloridos trajes de vivos colores naturales, sabemos que nuestro anfitrión es un auténtico sami que viste con orgullo sus ropas.
Las fiebres del oro: en la zona de Saariselkä ha habido dos fiebres del oro, una a finales del siglo XIX y otra después de la Segunda Guerra Mundial. En la actualidad es aún posible encontrar oro y existen unos 400 aficionados y cerca de 30 profesionales que se dedican a la búsqueda de este preciado metal durante los veranos.
Toda esta autenticidad podrás respirarla también por las tardes en Panimo, el bar local donde elaboran su propia cerveza y lugar de reunión de pastores de renos, buscadores de oro y gente local en general. El sitio merece una visita: yo he visto hasta gente tocando el acordeón en las mesas. De repente parece que te has metido en una escena de Doctor en Alaska…. a la europea, claro.
Por otro lado se podría hablar del paisaje. Está en la zona de los páramos, pequeñas elevaciones de perfil redondeado de unos 400 a 600m. Se caracterizan porque conforme ganamos en altura se va perdiendo la vegetación, y desde sus cimas se pueden ver unos paisajes nevados comparables a pocas cosas. Si tienes la oportunidad de subir a uno de estos páramos, te vas a sentir muy, muy poca cosa… te lo garantizo.
Además al tratarse de un pequeño pueblecito en mitad de ningún sitio, apenas hay contaminación lumínica, con lo que las posibilidades de ver una aurora boreal en todo su esplendor se multiplican. Aunque para verlas lo más recomendable es alejarse lo más posible de cualquier foco de contaminación lumínica.
Para los niños es un destino ideal. Casi todos los hoteles tienen trineos para arrastrar a los pequeños. Podéis cogerlo de la entrada y luego devolverlo al mismo sitio… a veces en la temporada alta puede costar un poco encontrar uno, pero si buscas por allí seguro encuentres. Con estos trineos podéis iros a la cuesta de trineos más larga de Finlandia. Está a tan solo un paseo del hotel Gielas y el resto de hoteles. Es una especie de pista de esquí en las que no está permitido esquiar. No tenéis por qué hacerla completa, pero si te animas a andar los 1200m que te separan de la cima, te aseguro que la bajada será inolvidable.
Algunos se preguntan por Papá Noel y tampoco os debería de preocupar. Para diciembre estará listo el Santa’s Resort de Kakslauttanen. De todos modos, las apariciones más estelares que he visto de Santa Claus han sido en cabañas perdidas en el bosque y en auténticas granjas de renos. Os garantizo que cuando vuestros hijos cumplan los 18 tendréis que confesarles que Papá Noel no existe… ya os podéis preparar para su gran decepción.
Y para los que tengan dudas de qué comprar, van a encontrar todo tipo de recuerdos: desde souvenirs terribles a preciosos gorros de lana prensada, tazas kuksas en madera de abedul, cuchillos, arte y diseño finlandés. Podréis comprar joyería hecha con pepitas de oro de la zona, engarzadas tal cual se encuentran en la naturaleza. Y personalmente me encantan los modelos de anillos, colgantes y pendientes de la artista de Finlandia Central Piia Södergård que encontraréis en la tienda de Design Center, entre el hotel Holiday Club y el restaurante Siberia. En este último también podéis encontrar su obra.
En fin, un destino compacto con tanto que ofrecer que te faltarán días.
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